miércoles, 18 de noviembre de 2009

Próximos planes para este blog y otras cosas

Tengo planeado traducir aquí un artículo llamado "Structured procrastination." Y también quedé con el Cazador de Tatuajes de escribir un post sobre un plagio del que he sido víctima recientemente. Y fuera de este blog, en la desértica realidad, hay muchísimas cosas que ya tendría que haber hecho.
También espero pronto exponer una teoría sobre la procrastinación que desarrollé hace unos meses con Cavallazzi, llamada "Cochinito y Berserk." La teoría es tan sugerente como el título. Por último, cuando termine con este blog efímero tengo la idea de regresar a escribir mi blog anterior, El País de Octubre.

martes, 17 de noviembre de 2009

No lloren por mí, yo ya tendría que estar muerto hace dos semanas.

Esta entrada la estoy escribiendo para procrastinar. Debería estar leyendo un texto sobre un computólogo acerca del razonamiento autoepistémico. Son las 3:49 AM, después de eso tengo que leer otros dos textos, y tengo que despertarme temprano para la clase de las 10:00 AM. Tenía tiempo de sobra para leer, pero pasé 12 horas frente al monitor evitando leer. Hubiera querido pasar esas 12 horas haciendo cosas que me gustan. Este día es muy representativo del resto de mi vida.
En el kinder siempre me llevaba las manualidades a casa porque no las terminaba. Cuando tenía 7 años la maestra de primero me varias veces por semana con la coordinadora para que trabajara. Ella me vigilaba mientras hacía sus propias cosas en su cubículo. En la secundaria siempre terminaba haciendo las 8 o 10 láminas de dibujo del bimestre en una madrugada. En la preparatoria y en la licenciatura no fue muy distinto.
Cuando daba clases me dormía muy tarde o no dormía simplemente pensando en que tenía que sacar promedios. Al final los promedios los sacaba ahí mismo en la escuela, afuera de la oficina de la coordinadora.
He hecho muchas cosas satisfactorias y provechosas en estos años. Pero creo que son el 10% de las que hubiera podido hacer si no me portara tan cretino conmigo mismo. Y también creo que he sufrido demasiadas frustarciones y privaciones de sueño innecesarias.
Así que hoy por haberme hartado una vez más de la vida que llevo, y para evitar terminar de leer un texto de un computólogo que habla acerca del razonamiento autoepistémico, decidí escribir este post.
He abierto como unos 20-25 blogs en mi vida. Me he dedicado en serio a unos 2 o 3, más otros 4 donde subo comics. Espero que este blog sea de esos en los que sí escribo. Si no, disfruten la ironía.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Esa madrugada...

Esa madrugada un hombre se despierta en medio de la noche, sudoroso, con dolor punzante y comezón en el oído izquierdo. Camina hasta el baño entrecerrando los ojos para no deslumbrarse con la luz de su mesa de noche. Se mira al espejo ladeándose para observar el interior de su oreja. Hurga con el dedo pero no logra llegar a la fuente de la molestia. Siente que tiene algo atorado. Por fin utiliza unas pinzas que le regaló su padre para arrancarse vello nasal y que jamás había utilizado. Rasca primero con las pinzas y cuando encuentra algo que identifica como una basurilla lo jala, venciendo una pequeña resistencia hasta arrancarlo. Se trata de un objeto negro que parece la tapa de una pluma negra después de haber sido mascada durante mucho tiempo, con algunos filamentos salientes que le parecen patas. Le da la impresión de que está vivo y se retuerce ligeramente pero no está seguro. Después de observarlo durante muchos minutos y de levantarlo varias veces para examinarlo regresa a la cama.

Al día siguiente pide el día libre en el trabajo y hace una cita con un médico especialista. Le comenta que tiene molestias en el oído, que prácticamente no escucha, y le muestra el objeto que se extrajo la noche anterior. El doctor dice muy serio:
- Usted se extrajo el tímpano.
- ¿Qué? Pero esto es un parásito.
- El tímpano es un parásito. O mejor dicho un simbionte.
El hombre lo mira incrédulo.
- ¿De verdad no sabe de lo que le estoy hablando? Mis hijos estudian el tímpano en la primaria.
- Jamás lo había escuchado.
- Algunos tímpanos son muy truculentos. Tienen maneras de que el huésped no escuche ciertas cosas que puedan causarle ansiedad.

El médico abre un cajón y saca un otoscopio que le coloca en ambas orejas, le comenta que el otro tímpano está en buenas condiciones. Luego le la boca y le pide que mire la luz de una lamparita de un extremo a otro de la habitación.

-El oído interno ya cicatrizó. No hay necesidad de ningún tratamiento, ni tampoco hay manera de recuperar la audición.

Tras darle una palmadita y despedirse con un apretón de manos, el médico regresa a su escritorio y comienza a escribir en una libreta. Mira a través de sus anteojos y se topa con el impávido paciente.

- ¿Por qué sigue aquí?
- Es que me vienen a la mente muchas dudas...
- ¿Dudas? -el médico descuelga un teléfono - Piso 5. ¡Una emergencia para la unidad de parásitos cerebrales!